Lloros y bobos

Llevo dos lecturas de post que han hecho que me salten las lágrimas de emoción (Che y Marijoti), yo pensaba que sólo me podía pasar con el cine, ahí puedo gimotear hasta dos horas después de que acabe la película, pero leyendo un blog es auténticamente delicioso. Llorar no es malo, conozco a gente que no llora nunca, yo soy bastante sensiblera y me encanta. Además de hoy, y hace unos días por Puck, lloré hace un mes por incomprensión, como siempre, mi jodido progenitor intentó hacerme daño, rompió su tregua de dos años para volver a ser el mismo dictador irrespetuoso, canalla y déspota de cuando era niña. Ayer fue su cumpleaños y no le felicité, ese mismo día nació también ZZPaf, mi amiguito de hace tres lustrillos, a él le llamé, le creé un blog de regalo (mi situación económica no me permitía nada más, bueno sí, un vale joyero) y me sentí muy bien. No quiero que este parezca un post triste, porque no lo es, las lágrimas a veces sí lo son, pero lo que más me molesta es ver a alguien a quien quieres, que es maravillosa, que tiene un cuore espectacular, que es dulce, inteligente, llorar por una tirana veleta que no piensa en nadie, eso sí que me duele. No sabes qué decir para consolar, la ruindad es una puñetera característica de seres grises, opacos, así que no deben afectarnos. No es un consuelo barato, es sólo que esos grises no pueden ser felices, es imposible. Y tú eres todo color. Lo irradias. Ayer también me encontré con otro ser con esas propiedades lamentables, el problema de él, Sir Gay, es que es bobo, pero su bobería no tiene nada que ver con bohème-bourgeois, es un desgraciado que piensa que su vida es la hostia, es patético ver cómo intenta demostrar a una persona clarividente como yo, que es el mejor, que sólo hace que viajar, que tiene muchos amigos falsos (que no imaginarios, esos son los nuestros amadísimo Che), que es el rey de las salidas y las fiestas nocturnas, cuando yo conozco la cruda verdad, he vivido con él, me engañó inventándose una personalidad paralela y la realidad es que es un ermitaño, acomplejado, sin personalidad, impotente, cobarde, arrastrado, y gay (sin que quiera reconocerlo), él también me hizo llorar de decepción en su momento, pero qué bien me siento sabiendo que su incoherencia vital le acompañará siempre. Una lágrima por los abrazos de la gente que quieres, pero sólo una, hay que guardar las otras para más emociones y alegrías. Llorar, la mayoría de las veces, es jugar a ser actriz sin actuar.