La Novia llora

Hay días y días, ayer fue un día día triste tontorrón. No se sabe bien por qué, te levantas, lloras, tienes una lágrima, la lágrima se multiplica en sollozo, te arrastras, te ven con los ojos como ranitas, encima llueve, tus miserias son mínimas, pero joder, cómo te joden.

No sabes ni quieres explicar por qué, suena el teléfono, no lo quieres coger, por supuesto no lo coges, llamas a tu mejor amiga, es su cumple. Felicidades. Descubres la diferencia de medida entre oriente y occidente, te regalas un vestidito, con bolsillos por supuesto, las lágrimas se instalan en la parte occipital de tu cabeza, cómo duele. Sientes la hinchazón de todo tu ser, quieres evaporarte pero continúas con todas tus partículas unidas, son elementales. Te escriben un mail que no te quieren escribir que te hace sonreir, al menos no hablas, el guarda de seguridad te dice un “buenos días” tan eufórico que tienes que levantar tus ojos saltones humedecidos del suelo para esbozar una sonrisa mientras tu comisura intenta sonreir. Tienes un orgasmo, alivia, te bebes unas cuantas cervezas y te tomas un ibuprofeno y un orfidal para dormir.

Eso fue ayer. Hoy tengo una tabla de quesos, una copa de vino y un beso.

Mañana una mudanza anhelada y compartida. Siempre me queda Kill Bill 2 y la escena de la Novia enterrada viva escapando según las enseñanzas de Pai Mai. Está claro, me disfrazaré de Uma para la fiesta de inauguración.

Tengo una foto a la que venerar, Che. Mañana le llevaré una margarita.