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10 cosas de una vida incompleta

¿Os habéis sentido alguna vez como que no tenéis nada completo? Que las cosas están a medias y no sabes cómo hacer para cerrarlas y terminarlas. Quizás es que no se pueda. Pero la sensación es de vacío. Hoy me siento así. Son las dos de la mañana y tres minutos y para paliar este nudo existencial y que me vuelva el sueño voy a hacer una lista chorra sobre cosas que hacen que sientas que tu vida sea incompleta. Ya sabéis, se trata de ese tipo de listado que tanto se llevan y que los medios de comunicación tanto utilizan para conseguir más visitas, objetivo que no es el mío. Si tenéis alguna que añadir,  bienvenida será: 1- No tener una casa propia. 2- No haber escrito nada bueno. 3- No tener un trabajo que te guste. 4- No sentir una vocación por nada en concreto. 5- Ir de puntillas sin hacer ruido. 6- No quejarte lo suficiente. 7- No decir lo que piensas (ésta va muy relacionada con la 6).. 8- No gritar cuando lo necesitas (ahora mismo). 9- No cumplir tus sueños, ni inte

El padre de Babe



Cuando las horas pasan rápido es que eres feliz. Encontré al padre de Babe corriendo por el metro. Era él, adorable. Sin dirección, sin sentido, tan mayor, tan alto, tan entrañable... la hora pasó volando, no sabía a dónde se dirigía, ni él tampoco, es otra forma de que pase el tiempo más rápido sin necesidad de ser feliz.
Tras este encuentro y mucha reflexión he llegado a una conclusión, la palabra del verano es puerca, y todos sus sinónimos, guarra, cerda, desaseada, cochina, marrana,... todo empezó hace varios años cuando mi único recuerdo de mi año en Marraquech fueron dos figuritas, una madre y su cría de cochino jabalí, la madre murió durante el trayecto, la dulce criatura sobrevivió y engalana mi torre de libros. Muera lladró, viva la artesanía tosca. Estos recuerdos se funden con música ska del grupo uruguayo “La vela puerca” que aunque nunca he oído sí he bailado.
El aeropuerto se transformó en ferrocarril, el encanto no es el mismo, no hay tanta expectación en los encuentros de los demás, pero sí en mi desencuentro, los abrazos felices superaron cualquier filme de despedida sentimentaloide. Días de besos eternos, quiero más días así.
Correr como el padre de Babe a mirar las estrellas desde la terraza de Andromaca con una cerveza en la mano es lo único que se me ocurrió para intentar no ponerme a hablar con un trozo de queso con virutitas de nueces. Hubiese sido muy duro.
Teniendo término del verano hay que tener también dicho, que no es otro que: “A cada cerdo le llega su san Martín (bendito gemelo)”.

Comentarios

Che ha dicho que…
Soy Feliz

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