Bajones al límite del cuelgue feliz con chupachups

Existe un estado que ronda los 70 mg de glucemia en el que te sientes mejor, muchísimo mejor que si te hubieses fumado un porro de maría. Si no eres diabético difícil saber cómo es la sensación, pero es una euforia controlada por tus años de experiencia en continencia, que te hace reír (al menos a mí) y expresarte con una naturalidad sin freno diplomático, éste es un rasgo de mi personalidad en estado “normal” (van por ti, Che, las comillas) acrecentado si cabe aún más en ese momento, que trasciende cualquier estado anímico provocado por cualquier droga blanda. Es difícil estar en este punto, no os creáis que estoy emporrada de nivel glucémico todos los días, ojalá, pasa muy de vez en cuando, en los últimos 6 meses quizás 6 veces, si pudiera provocarlo, lo haría. Cualquier variación hacia abajo de esta cifra, hace que pierda todo el encanto de cuelgue feliz, ya no eres consciente de la situación, sigues disimulando para que nadie lo note pero sin la diversión del 70. Si algún diabético lo lee, por favor que me comunique si le pasa lo mismo, compartiríamos como los AA el enganche a este tipo de sensación. Ser diabético no está tan mal, la gente te dice:

-Ay, pobrecita y desde tan pequeña...
(yo contesto: “Sí, y me encanta ser así”)
-No se te nota nada...
(yo contesto: “mírame bien a los ojos”)
-Y, ¿cómo llevas tu “diabetis”, bonita?
(yo contesto: “DIABETES, joder”)
-¿Duele? ¿Te pones tú sola el catéter? Qué valiente...
(yo contesto: “Me gusta la sensación, me moriría si no sintiese la cercanía de una aguja, ummmmhhhhh”)

Y una MIERDA...Yo me río con los comentarios, mis 28 años de experiencia en el asunto hacen que sea toda una especialista, he pasado por todas las fases, más de 41.000 pinchazos de insulina, más de 50.000 mediciones de glucemia en sangre, sólo unos 400 catéteres inyectados (estoy firmemente convencida de que superaré esta cifra tan poco alentadora), y ahora, después de tantas vivencias y anécdotas, sólo veo aspectos positivos,

-Me cachean en los aeropuertos por llevar “Bomba de Insulina”.
-No tengo ni una carie.
-Relativizo cualquier tipo de dolor físico.
-En un mismo día puedo estar de subidón y bajón (sensaciones totalmente opuestas).
-Mis prioridades son mis cositas (suministros vitales de biónica) y luego todo lo demás.
-Puedo fingir bajones y no ir a trabajar.
-Y lo mejor de todo, tener los 70... ufff, incomparable (bueno, sí, con un orgasmo, que siempre lo supera...qué ganas tengo de sentir otros en 7 días ).

Podría seguir enumerando todas las ventajas, pero daría para un post gigantescamente aburrido, así que por ahora paro ya. Sólo una pequeña reseña más, estoy feliz, feliz de que vivamos en una sociedad gilipollamente obsesionada con la delgadez. Gracias a todos los patéticos cánones de belleza insufribles e imposibles tengo a mi alcance un sinfín de fruslerías “light” a las que puedo acceder, desde yogures de sabores líquidos, todo tipo de bebidas, galletas, chocolate, helado, y por encima de todos ellos, lo que más me obsesionaba con 6 años eran los chupachups KOJAK que tenían chicle de fresa cuando se deshacía el caramelo.
Ahora escribo saboreando uno en mi boca, ¿qué más puedo pedir?