No me gusta el fútbol los domingos por la tarde

Este título no tiene nada que ver con el post que iba a escribir, pero oigo a los comentaristas, no sé si de la play o de la tele y me produce una especie de picazón en el lóbulo de la oreja derecha que no llego a comprender.

Soy futbolera sólo ocasional, es decir selecciones que me caen bien por cercanía emocional, vivo en España, Suiza por haber nacido allí, y Brasil por el color de su bandera que me encanta. Y también cuando a los compañeros del curro les ha dado por jugar entre ellos o con otros de otras empresas pues tiene su gracejo, es una rivalidad tan cercana que me puede llegar también a pasionar.El resto del fútbol cualquier día de la semana, además del domingo, me la repanpinfla.

Lo único bueno del fútbol es verlo con amigos porque hay cerveza y frutos secos mis dos grandes pasiones confesables, pero ahora mismo estoy con estas dos pasiones y escribiendo el post con lo que se demuestra que ambas pueden sobrevivir a cualquier circunstancia poco interesante a las que las una. Lo de mi afición a las selecciones nacionales lo puedo demostrar gracias a mi griterío en la Eurocopa (muchas cervezas) y a que me compré ropa interior con los colores de Brasil y una camiseta con la bandera de Suiza, sede de la Eurocopa y pequeño equipo donde los haya, sin ninguna posibilidad de ganar. Brasil no jugaba así que no pude animarles, pero cuando vi que a mi equipo de la cruz blanca hermosísima lo echaban tuve que coger el tercio de Mahou y vitorear en pro de España, no tenía más opción. Perdí la voz, pero al final me gustó la sensación de hermandad que tuve con todo el bar de la esquina de la calle Pez, además de los amigos que compartieron esos sorbos de embriaguez deliciosa .

Pues sí, hace meses que pasó, pero el sonido de la tele, Juventus-Real Madrid, me devuelve en mi lóbulo derecho todo lo que sentí. Hoy me importa un bledo, más que a Rhett Butler.

Otro día el post sobre mis momentos de felicidad de ayer.