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10 cosas de una vida incompleta

¿Os habéis sentido alguna vez como que no tenéis nada completo? Que las cosas están a medias y no sabes cómo hacer para cerrarlas y terminarlas. Quizás es que no se pueda. Pero la sensación es de vacío. Hoy me siento así. Son las dos de la mañana y tres minutos y para paliar este nudo existencial y que me vuelva el sueño voy a hacer una lista chorra sobre cosas que hacen que sientas que tu vida sea incompleta. Ya sabéis, se trata de ese tipo de listado que tanto se llevan y que los medios de comunicación tanto utilizan para conseguir más visitas, objetivo que no es el mío. Si tenéis alguna que añadir,  bienvenida será: 1- No tener una casa propia. 2- No haber escrito nada bueno. 3- No tener un trabajo que te guste. 4- No sentir una vocación por nada en concreto. 5- Ir de puntillas sin hacer ruido. 6- No quejarte lo suficiente. 7- No decir lo que piensas (ésta va muy relacionada con la 6).. 8- No gritar cuando lo necesitas (ahora mismo). 9- No cumplir tus sueños, ni inte

Café solo con K



- ¿No quieres unirte a nosotros? Me preguntó recientemente un conocido al encontrarme solo después de medianoche en un café que estaba ya medio desierto.

- No, no quiero- dije yo
KAFKA



Hay muchísimos momentos en la vida en la que no quieres estar solo.

Otros tantos sí.

Un amigo francés, Olivier, con ciertos problemas psicológicos bipolares, sin querer tratarse, intentó no necesitar a nadie durante un año, se limitaba a dormir, leer, y subsistía a base de arroz comprado en un colmado regentado por una uruguaya linda, la única persona que he conocido de esa maravillosa nación hasta que apareció mi Che, de la que me hice amiga en un pueblecito francés llamado Toul, pequeño y lleno de nieve. El hermitaño estiró durante más de 365 días unos ahorros obtenidos tras ocho años de trabajo en Laos, y así pudo conseguir su deseado aislamiento. Diógenes se hubiese sentido muy orgulloso de él, acumulaba lecturas, pelusillas y otros desconocidos inertes que convivían con él en 30 m2.

No, no se trata de uno de los personajes de Auster del “Palacio de la Luna” o “La ciudad de cristal”, es real. Después de todo ese tiempo en el que sus recaidas eran más frecuentes, decidió volver a abrirse al mundo, había llegado a un punto en el que la locura le transportaba de la sin razón de la soledad hacia el declive de la tristeza de la antisociabilidad. Yo fui la segunda persona a la que se acercó después de su experimento vital. Había tenido suerte, el primer ser humano con el que rompió su recogimiento fue un ser mágico, Mohand, extrovertido, sonriente, precioso, amigo, lindísimo, especial y vitalista. Un gran contraste de personalidades. Admitió que después de ese tiempo no sabía vivir en sociedad, se reconocía huraño, egoísta, cretino, manipulador, suicida, pero que quería hacerlo, quería volver hacia algo que tenía olvidado, y que el amor que sentía por mí le ayudaría....

El final, en otro momento.

La moraleja personal es que soy un ser social, me encanta conocer gente, experiencias, compartir, pero, como Kafka, algunas veces, quiero y necesito y estoy sola.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Preciosa historia....
Ahora viene en entregas los post? mmmm
Besos princesa!
Anónimo ha dicho que…
Cuando era adolescente mi sueño era enrolarme en un campamento de ayuda a los niños en la Selva del Cuzco. En realidad me fascinaba la idea de aislarme y, como no quería ser monja de clausura, esta me parecía una buena opción. Creo que siempre es bueno un poco de auto-ostracismo, de qudarse solita viendo las gotitas de lluvia correr por la ventana mientras tomas una taza de café con leche y canela. Mmmmmmmmmm. Ese momento es sólo para mí.
Cristina Crisol ha dicho que…
Cada 10 años sufro un ataque antisocial y quiero dejarlo todo y salirme de la cadena que circula con las maletas de los aeropuertos. Al final, siempre me vuelvo a subir...
A los 13, a los 23 y ... ahora con 33 estoy esperando a que me de otra vez y pegue el GRAN SALTO.
Anónimo ha dicho que…
Mi opción es soledad en pequeñas dosis...
Cristina Crisol ha dicho que…
sí porque, creo que a partir de ahora, linda gatita (hay que ver lo guapísima que estabas ayer) las dosis van a ser muy muy pequeñas...
Anónimo ha dicho que…
Yo adoro los momentos de soledad en el WC, puntos de reflexión obligados por otras necesidades. Hay un comic argentino donde el protagonista escapa de su rutina cruzando la puerta del baño, de cualquier baño, y entra en un mundo de fantasía. Eso me pasa a mí. Besos a la perra autora de este increíble blog.
Cristina Crisol ha dicho que…
Ya porque te vas a intentar ver a mi queridísimo mito erótico Eduard Fernández a través de la ventana del WC mientras ojeas el catálogo de IKEA...
Rafael ha dicho que…
"... el amor que sentía por mí le ayudaría"
No nos dejes mucho tiempo con la intriga :P La soledad buscada es un buen estado, el silencio, el recogimiento... a veces se echa de menos. Incluso muchas veces :)
Besos.
Cristina Crisol ha dicho que…
Intentó arrastrarme hacia su lado oscuro (negro), pero yo cuan visionaria corrí como Lola, aunque quizás un poquito más tarde de cuando hubiese debido, por mi vena benévolamente humanitaria...
SisterBoy ha dicho que…
Che supongo que te refieres a "Las puertitas del Señor Lopez" ¿sabias que se llegó a hacer una pelicula de ese comic? pues ya lo sabes
Anónimo ha dicho que…
Si, sabía, no me acuerdo si la ví, aunque tengo la vaga idea de que si...

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